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jueves, 15 de junio de 2017

"Respuesta a Antonio Navalón de un millienial expatriado" por Manuel Ángel González

[ARTÍCULO DE OPINIÓN "Respuesta a Antonio Navalón de un  millienial expatriado" por Manuel Ángel González]  

El artículo de opinión de Antonio Navalón - “Millenials”: dueños de la nada – tan comentado estos días es una representación simplista, sesgada y tendenciosa de un conjunto de la población que alimenta el discurso interesado de quienes necesitan culpables que justifiquen la incapacidad adquirida como sociedad en según que ámbitos de la esfera social cuya caracterización parece responder a la necesidad de encontrar un nuevo chivo expiatorio para que determinados sectores de la población y de la opinión pública puedan utilizarlo como blanco de sus discursos desviando la atención de donde, en verdad, está el foco de los problemas que aquejan a la sociedad. El amplio repertorio de características atribuidas a esta generación no tiene otro objetivo que permitir que cada cual saque sus propias conclusiones de lo que es un millenial. ¿Dónde puedo encontrar un millenial?, ¿en una manifestación feminista?, ¿llevan gorra?, ¿son los que patinan en la Plaza Mayor?, ¿práctican el running?, ¿o son lo jóvenes que toman café en el Pasaje de Lodares?.

Da la impresión de que el autor no se dirige tanto a la figura de los millenial sino a lo que podríamos considerar como el resultado natural del orden social, cultural y político que impera en el estado español bajo los principios del modelo neoliberal que deja su impronta en los elementos que organizan y estructuran la sociedad: desde la ley educativa, pasando por el cuidado de la cultura o la defensa de la memoria histórica hasta la gestión de la sanidad o la gestión del suministro de luz y agua. Dicen que no se preocupan por la historia, ¿cuál?, ¿la que está enterrada en las cunetas de país?, que no se les ocurren ideas originales, ¿cómo?, ¿gracias a un currículum educativo basado en el rendimiento de contenidos alineantes?, que no tienen un proyecto definido, ¿dónde?, ¿en España?, ¿el país que expulsa a sus investigadores y a sus titulados y que ofrece unas condiciones laborales precarias al resto? Los millenials, como cualquier generación, son la construcción histórica y social de la realidad en la que viven y no un fenómeno natural. Antes que pedirles deberes y responsabilidades deberíamos reflexionar sobre nuestra responsabilidad por el mundo que les hemos dejado en herencia. Antes de asegurar que no nos escuchan deberíamos pensar si estamos dirigiendo el discurso hacia ellos.

Como ocurre con todas las etiquetas que albergan cualidades negativas de un conjunto de la sociedad, el concepto de miillenial puede que derive en una representación de aquellos jóvenes con falta de recursos y oportunidades que ocupen espacios de vulnerabilidad y precariedad social. Por su parte, los descencientes de familias pudientes, con recursos y oportunidades, serán los nuevos emprendedores, o los millenalemprendedores, a los que deberemos el honor de aguantar la economía del país. Entonces, la culpa de alguna de las crisis futuras ocasionadas por las decisiones tomadas por políticos y empresarios bajo una lógica mercantilista y neoliberal sin duda será de los millenials, o de los cuasimillenials, o de sus hijos, de cualquiera menos de las personas que ocupan cargos políticos o de los dueños de grandes corporaciones, esto es, aquellos que ocupan posiciones de poder, control y capacidad de influencia para articular un sistema que les beneficie a ellos y a sus allegados.

La buena noticia es que los millenials son una generación preparada en un mundo cada vez más interconectado donde las distancias entre culturas y personas se estrechan a cada momento, con la capacidad de gestionar y manipular cantidades considerables de información, imágenes, ideas, conceptos e historias que puede compartir, comparar y comentar, mientras desarrollan valores como la solidaridad y la tolerancia que sobrepasan las fronteras de los estados-nación. En este flujo constante de recepción y reproducción de información siempre queda espacio para la resistencia, esto es, la reflexión y la crítica del mundo que les rodea, el dispositivo que encienda la llama del cambio. Un cambio que comienza a hacerse visible. En Albacete los movimientos que promueven el cambio social, como el feminista, por una educación pública de calidad, por los derechos del colectivo lgtbi o a favor de los derechos de los animales están encabezados por estos millenials. En

España Podemos ganó el voto de los jóvenes frente a los partidos del régimen. En Inglaterra los jóvenes votaron por Corbyn y no votaron el brexit. Y en EEUU los jóvenes no votaron a Trump, como nos quiso hacer creer Antonio Navalón, y si que apoyaron a Bernie Sanders.

1 comentario:

  1. Hola Manuel. Me encanta ver cómo Navalón ha tenido una gran contestación social y que las ideas con las que muchísimos millennials hemos contestado son muy parecidas ya sea en Barcelona que en Albacete o incluso fuera de España. Os dejo también la opinión que escribimos en yanguru.es por si os interesa. Un abrazo!

    https://yanguru.es/2017/06/13/estimado-antonio-navalon/

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