El pasado sábado el equipo albaceteño se enfrentó a uno de los “gallitos” de la categoría, el Covirán Granada, sumando una derrota más en su casillero (92-57) y dejando al equipo entrenado por Alfredo Gálvez en una situación más que complicada de cara al tramo final de temporada.
El inicio del partido transmitió motivos para el optimismo. El Arcos salía bien “enchufado” al Palacio de los Deportes de Granada, en defensa con un orden digno de un equipo de superior categoría y con un acierto bastante notable en ataque, explotando el factor Nathanaelsson y su poderío interior que consigue desplegar gracias a sus 218cm de estatura. El “espejismo” vivido hacía reflejar un 15-21 al finalizar el primer cuarto a favor del equipo visitante.
Pero el “Ferrari” nazarí sacó a relucir toda su potencia a partir del segundo cuarto y desde entonces hasta que se pitó el final del encuentro los jugadores granadinos decidieron no pisar el freno para endosar un contundente 92-57 al conjunto de la llanura manchega, que vio con impotencia cómo llegaba una derrota que activa el “botón de emergencia”, generando la necesidad de ganar prácticamente todos los partidos que quedan, así como esperar que los rivales que también pelean por la permanencia pierdan sus respectivos enfrentamientos.
Solo queda pensar en uno mismo, ganar y que se materialice un milagro hasta que las matemáticas digan lo contrario.
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