Miguel hernandez, la voz del pueblo

José-Ángel Ruiz/OPINIÓN

La primera vez que lei, a Miguel Hernadez, fue en una época de mi vida, que no pasaba por los mejores momentos, pero gracias a su lecturas continuas, me posicione ideologicamente, ademas de que gracias, a la palabra y a la poesía, se puede combatir a las injusticias sociales, que se dan diariamente en nuestra vida cotidiana. Miguel Hernandez, nació en 1910, en Oriuela, provincia de Alicante, su infancia no fue, como la de un niño normal, también es verdad que los únicos niños que vivian bien, en aquella época, eran los que tenían padres, con una gran solvencia económica.

Desde muy pequeño, se dedico a ayudar a su padre a las labores de pastoreo de cabras, por lo cual tuvo una educación muy elemental, fueron Garcilaso de la Vega o Luis de Góngora, los que influyeron con sus lecturas, en sus versos más brillantes, asiduo tertuliano local, junto a su amigo Ramon Sijé, participo en numerosos encuentros, donde conoció a la que seria más adelante su esposa, Josefina Manresa.

A sus 24 años, funda la Revista,"Caballo Verde para la Poesía", en la que también son creadores, Vicente Alexandre y Pablo Neruda, este último, influyo mucho, con sus ideas marxistas en la figura, de Miguel, es entonces, cuando toma partido, y posiciones de compromiso, cuando estalla la Guerra Civil, es en el comienzo de la contienda, cuando se alista como voluntario en el ejercito republicano.

Fue, el compañero de aquellos combatientes en las trincheras, que muchos de ellos apenas sabían leer, pero su pluma, verso y fusil, fue la voz del campesino, del obrero, del estudiante de aquella España, que derramaba sangre de Norte a Sur. Sus palabras eran el arma perfecta para vencer al odio y a la barbarie, en la que muchos españoles estaban enfrentados entre si. Camarada y compañero utilizo sus versos, como carga, de amor, justicia y libertad, que disparaban a los muros de la incomprensión y represión, de la tortura, incultura y sinrazón, que en esos días dictaban el destino de los españoles, y que generosamente, Miguel, dio sus ojos, sus escritos y sus manos, para defender a sus camaradas y hermanos en las trincheras, Fue su último ricon, la cárcel de Alicante, llevando consigo alma, sangre y corazón.

Miguel, fue el hermano, compañero y camarada de aquellos, que bajo las tierras de España, luchaban por la Libertad, el Pan y la Justicia Social, a pesar de los muros de silencio, que edificaron y que hoy algunos mantiene, poeta del pueblo, tu voz y palabra, no han sido silenciadas.