En esta semana hemos asistido a dos casos que han tenido bastante repercusión en los medios de comunicación donde particulares o colectivos han utilizado su derecho a la libertad de expresión para decir o hacer lo que creyeron conveniente según sus ideas. Y de nuevo se abre el debate sobre la libertad de expresión de las personas, colectivos y organizaciones y dónde se encuentran los límites.
Por un lado tenemos el caso del autobús de la organización de Hazte Oir. Algunas voces se han alzado defendiendo la libertad de ésta organización para poder fletar el autobús y poder exponerlo en la vía pública como Cesar Strawberry o Ignacio González de Jueces para la Democracia, particulares poco sospechosos de cercanía con esta asociación. Por otro lado otras muchas voces han mostrado su repulsa. Por otro lado hemos sido testigos de las declaraciones del eurodiputado Janusz Korwin-Mikke expresando su particular visión de las mujeres y su posición en la sociedad con respecto al hombre que tuvo su inmediata réplica por parte de la eurodiputada socialista Iratxe García. Y cuando hablamos de libertad de expresión es imposible no acordarnos de los casos de los titiriteros, de Casandra, de Guillermo Zapata, de Cesar Strawberry o las manifestaciones de los grupos neonazis, que tanto han dado que hablar en estos días.
Alrededor del tema de la libertad para expresar las ideas de particulares o colectivos surgen muchas preguntas. Es un tema complejo que tal vez no tenga una única respuesta y que en ocasiones deba ser analizado con detenimiento. Evitando la arrogancia de intentar cerrar el tema de discusión en esta líneas propongo una serie de elementos desde donde poder crear un juicio argumentado sobre los diferentes hechos a los que hemos asistido y por los que están por venir.
En primer lugar me refiero al contexto y el contenido de cualquier expresión personal. Hay que diferenciar cuando el contenido de lo que queremos expresar se hace en forma de opinión, argumento, ficción, sátira, humor, etc. y el medio por el que se realiza, que tiene que ver con la intencionalidad y la voluntad de expresar una u otra idea. No es lo mismo expresar la misma idea en un medio de comunicación, en el escenario de un teatro o en una red social.
Por otro lado me parece importante diferenciar la libertad de expresión en el espacio público y el espacio privado. Habiendo reflexionado poco sobre esta cuestión y reconocimiento la vaguedad conceptual de los términos que siguen entiendo que el espacio público es aquel al que cualquier persona puede tener acceso aunque su voluntad sea la contraria. Las calles, plazas y parques de nuestras ciudades son el espacio público natural: aunque no queramos, debemos recorrerlas para desplazarnos de un lugar a otro aunque sólo sea para cubrir nuestras necesidades vitales. El espacio privado es aquel al que sólo tiene acceso una persona y su círculo relacional más cercano. Cualquiera puede invitarte a su casa, por ejemplo, pero puedes decidir si entrar o no incluso antes de conocer que puedes encontrarte dentro. Esto también se puede aplicar para los medios de comunicación. Un periódico es un medio privado de información. Puedes elegir comprarlo o no. Al igual que un informativo en la televisión. Hoy en día existen tantos medios de información incluso fuera de los medios convencionales como la radio o la televisión que no estás obligado a informarte de lo que ocurre a tu alrededor por los mismos. Si bien hay medios que siguen teniendo una gran repercusión nadie nos obliga a consumir los contenidos que generan.
Por otro lado me parece importante diferenciar la libertad de expresión en el espacio público y el espacio privado. Habiendo reflexionado poco sobre esta cuestión y reconocimiento la vaguedad conceptual de los términos que siguen entiendo que el espacio público es aquel al que cualquier persona puede tener acceso aunque su voluntad sea la contraria. Las calles, plazas y parques de nuestras ciudades son el espacio público natural: aunque no queramos, debemos recorrerlas para desplazarnos de un lugar a otro aunque sólo sea para cubrir nuestras necesidades vitales. El espacio privado es aquel al que sólo tiene acceso una persona y su círculo relacional más cercano. Cualquiera puede invitarte a su casa, por ejemplo, pero puedes decidir si entrar o no incluso antes de conocer que puedes encontrarte dentro. Esto también se puede aplicar para los medios de comunicación. Un periódico es un medio privado de información. Puedes elegir comprarlo o no. Al igual que un informativo en la televisión. Hoy en día existen tantos medios de información incluso fuera de los medios convencionales como la radio o la televisión que no estás obligado a informarte de lo que ocurre a tu alrededor por los mismos. Si bien hay medios que siguen teniendo una gran repercusión nadie nos obliga a consumir los contenidos que generan.
También habría que tener en cuenta a quién va dirigido este mensaje. No es lo mismo un mensaje dirigido hacia una idea o un colectivo amplio que hacia una persona al igual que no es lo mismo un mensaje dirigido a la figura de un rey o un empresario, aunque se explicite el nombre de esa persona, que hacia un particular cualquiera. Vivimos en una sociedad donde todas las personas no son iguales ante la ley o ante el público por que no todas tenemos los mismos privilegios. Por mucho que ataques la honorabilidad del rey o de un empresario que están entre los más ricos del mundo no dejarán de desempeñar sus funciones o de vivir como lo han hecho hasta ahora por que la distancia que les separa del resto de personas es un abismo. Tampoco soy de la opinión que se deba agredir o atacar verbalmente a las personas porque no creo que esto genere una sociedad amable, en paz y cohesionada, pero no se puede juzgar ni tener en consideración de la misma manera. Y entre las personas que llevan una vida más humilde y las que se encuentran expuestas a un continuo escrutinio público hay una extensa gama de grises, por supuesto, por lo que nos encontraremos con casos que necesiten de un análisis pausado y preciso.
Sin duda la complejidad del tema aumenta cuando introducimos las variables de las redes sociales. Un espacio de interacción donde es difícil distinguir con claridad la barrera que separa el espacio público del privado, la ficción de la opinión, la particularidad de la generalidad. Centrándome en dos redes sociales que tienen un seguimiento alto como son twitter o facebook una persona puede expresar una idea en su timeline y si nadie sigue a esa persona nadie tendrá acceso a su post. Puede compartirse pero a no ser que sigas a esa persona que lo ha compartido tampoco tendrás acceso. Existen herramientas para promocionar o compartir con un público más amplio lo expuesto en estas redes sociales pero es fácil deshacerte de esta publicación ya sea escondiéndola o eliminándola aunque haya sido compartida.
¿Cuál debe ser el papel del estado en cada caso o de los organismos gubernamentales ya sea a nivel internacional o nacional? ¿Debería prohibir ciertas manifestaciones y expresiones culturales e ideológicas ya sea en la vía pública o en las redes sociales? Desde mi punto de vista el papel del estado en la gestión de la libertad de expresión está relacionado con defender el contrato social que permite a la sociedad avanzar y desarrollarse como conjunto y como sujetos individuales en paz y fraternidad. Este contrato social se expresa en la constitución, está escrito y ratificado, pero la sociedad puede demandar cambios en el mismo. Sin duda este contrato social tiene que ver con el ámbito público y podemos encontrar manifestaciones y expresiones culturales y sociales que ofendan a unos y otros no.
Tal vez una de las preguntas clave para saber sin una manifestación colectiva o particular rompe o construye el contrato social tiene que ver con el carácter excluyente o inclusivo de su contenido. Cuando decimos que los niños tienen pene y las niñas vulva nos encontraremos con personas, aunque representen una minoría, que no se sientan incluidos. ¿Se podría argumentar a la inversa? ¿Podríamos decir que la aparición de una bandera feminista o que represente al colectivo LGTB supone la exclusión de una parte de la sociedad? Creo, y digo creo, que no. El discurso del movimiento feminista o LGTB no trata sobre la exclusión, trata sobre la inclusión de una minoría históricamente apartada de la sociedad. Una sociedad suficientemente madura debe poder reconocer los discursos de inclusión y exclusión que circulan por el espacio público.
Tal vez una de las preguntas clave para saber sin una manifestación colectiva o particular rompe o construye el contrato social tiene que ver con el carácter excluyente o inclusivo de su contenido. Cuando decimos que los niños tienen pene y las niñas vulva nos encontraremos con personas, aunque representen una minoría, que no se sientan incluidos. ¿Se podría argumentar a la inversa? ¿Podríamos decir que la aparición de una bandera feminista o que represente al colectivo LGTB supone la exclusión de una parte de la sociedad? Creo, y digo creo, que no. El discurso del movimiento feminista o LGTB no trata sobre la exclusión, trata sobre la inclusión de una minoría históricamente apartada de la sociedad. Una sociedad suficientemente madura debe poder reconocer los discursos de inclusión y exclusión que circulan por el espacio público.
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