Hoy se ratifica una vez más que la justicia no es igual para todos. Pero no observaremos diferencias entre personas del mismo gremio, como pueden ser los políticos o los banqueros, o entre los albañiles los maestros o los taxistas. La diferencia reside en una distinción social casi tan vieja como el origen de las primeras sociedades humanas: entre ricos y pobres, entre los que ostentan cargos de poder que les permiten moverse con total impunidad por los cauces legales del sistema y aglutinan una cantidad de recursos económicos que favorecen el establecimiento de relaciones que les puedan guardar las espaldas para seguir con sus estilos de vida, y entre las personas que unicamente poseen lo que son capaces de producir con su trabajo y relacionarse con las personas que se cruzan en sus vidas cotidianas donde no tiene la oportunidad de tomar café o cenar en el mismo espacio que algunos infantas, políticos o directivos de grandes multinacionales. La justicia no es igual para todos porque no todos nos movemos por los mismos círculos sociales.
La justicia no es igual para todos porque de otra manera no podemos entender que al rapero Valtonyc le condenen por 3 años y medio de cárcel por unas letras de unas canciones y a Urdangarín le condenen a 6 años y 3 meses por estafa y malversación de fondos. Ambos han utilizado a la casa real para cometer sus delitos. Valtonyc en sus letras, que no dejan de ser ficción, un tipo de arte, una representación cultural que presenta la sociedad desde un punto de vista particular; y Urdaganrín utilizando a la infanta como reclamo para conseguir los favores y contactos necesarios para urdir la trama que le permitiera estafar a la hacienda pública.
Ya nos recordaron - ¡qué casualidad! - en el juicio del caso Nóos que hacienda no somos todos, algunos gozan de privilegios que la mayoría de los españoles no tiene ni podría conseguir en toda su vida, y hoy nos recuerdan que la justicia no es igual para todos por mucho que los medios de comunicación cercanos a la monarquía quieran construir el discurso contrario. Sólo hay que ver el tratamiento que los principales periódicos le dan a la noticia hoy día 24 de febrero. Ponen el acento sobre las condenas de las tarjetas “black” un asunto que no es el más importante dentro de las tres piezas del caso Bankia pero que sirve para tapar la suavidad de las medidas que ha tomado la fiscalía con Urdangarín. Parece que han tenido bastante claro que no existe riesgo de fuga siendo Urdangarín una persona con la capacidad y los recursos para vivir escondido en cualquier parte del mundo durante el resto de su vida con todas las comodidades posibles.
La idea de que pueda huir de la justicia sin duda es ficción porque la realidad es que le han impuesto la menor condena posible de lo que le podía haber caído. La justicia pega fuerte por abajo, por las zonas donde habitan las personas con menos recursos y posibilidades, mientras que se diluye por las cotas altas de la sociedad ofreciendo un trato amable a aquellos que con premeditación y alevosía no dudaron en estafar al conjunto de los españoles quienes cada vez parecen tener menos cauces para expresar libremente sus sentimientos si se refieren al sistema social y político del Reino de España.
La idea de que pueda huir de la justicia sin duda es ficción porque la realidad es que le han impuesto la menor condena posible de lo que le podía haber caído. La justicia pega fuerte por abajo, por las zonas donde habitan las personas con menos recursos y posibilidades, mientras que se diluye por las cotas altas de la sociedad ofreciendo un trato amable a aquellos que con premeditación y alevosía no dudaron en estafar al conjunto de los españoles quienes cada vez parecen tener menos cauces para expresar libremente sus sentimientos si se refieren al sistema social y político del Reino de España.
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